Sigue la lucha educativa
Sin salarios no hay universidad: el 23 de mayo, paro nacional
Por Ileana Celotto
A un mes de la gran marcha universitaria que puso en las calles de todo el país a más de un millón de personas en apoyo de la universidad pública y de los reclamos de docentes, no docentes y estudiantes, nuevamente los trabajadores vamos al paro nacional el 23 de mayo dado que no hubo respuesta a nuestros reclamos.
Comenzando con una jornada de lucha el 22, que servirá para retomar la movilización en las distintas unidades académicas, el 23 habrá un paro total de actividades de docencia, extensión e investigación. En el caso de CABA, a las 13 hs confluiremos en una concentración frente al Congreso Nacional, cuya Comisión de Presupuesto se encuentra en pleno debate acerca de la financiación universitaria.
La decisión se tomó en una reunión de gremios convocada la semana pasada, a 20 días de la gran marcha universitaria. Demasiado tiempo, que fue aprovechado para que el gobierno, luego del duro golpe recibido por la masiva marcha del 23, actúe para desmovilizar mientras iba cerrando acuerdos con los rectores y sus bloques políticos. Claramente es el caso de la UBA, con la cual la ministra Pettovello arregló un limitado refuerzo presupuestario del 270% que, por supuesto, no puede estar desvinculado de la desesperación de Milei por conseguir votos para su Ley Bases. La reunión de Franco con Lousteau en ese mismo lapso seguramente formó parte de esa estrategia.
Mientras a los trabajadores docentes y no docentes recién el 20 nos anunciaron un 9% más para cobrar en mayo, lo que consolidará una pérdida de 50 puntos respecto de la inflación durante los 5 meses de Milei y de 100 puntos si se contempla la de los gobiernos anteriores. El 9% fue rechazado por unanimidad y se ratificó el paro del 23.
El acuerdo UBA
En la sesión del Consejo Superior del 15, la gestión presentó un proyecto que en su primer artículo da por finalizada la emergencia presupuestaria en toda la universidad dado el acuerdo con el Ministerio de Capital Humano y la Secretaría de Educación de un refuerzo presupuestario que permitiría sostener el funcionamiento. El proyecto contó sólo con el voto negativo de la minoría de estudiantes y graduados.
Vale nuevamente aclarar que los gastos de funcionamiento solo representan menos del 10% del total del presupuesto, o sea no incluyen nada para salarios ni reclamos estudiantiles (becas, comedores, etc.). Tampoco para sostener a Dosuba, la dirección de Salud de la UBA, que está en terapia intensiva por falta de financiamiento.
Por esto el proyecto resuelto por el CS-UBA asesta un golpe consciente a la inmensa movilización que se fue generando previo al 23 y que puso en la calle a miles de docentes, no docentes y estudiantes, para quienes no hay ninguna respuesta a sus demandas. Más allá de que en otro artículo del proyecto figure la deuda con los salarios, quienes dirigen la universidad saben perfectamente que es una estafa a la opinión pública, a los estudiantes y ni hablar a docentes y no docentes, decir que todo vuelve a la normalidad porque pueden pagar la luz y el gas.
La otra responsabilidad es de las conducciones gremiales que dejaron pasar tres semanas, sabiendo que se enfriaría el ambiente dando espacio para que los rectores hagan sus negociaciones.
El acuerdo era conocimiento “pasillo”. En cada charla entre docentes, en cada sala de profesores, al ver que los días pasaban, y la desesperación por comprar voluntades a favor de la Ley Bases y la cercanía del ahora fracasado Pacto de Mayo progresaban, el comentario imperante hacía referencia a que las distintas rectorías intentarían negociar el funcionamiento al margen de los salarios.
Así fue. Luego de conocerse el acuerdo UBA, saltaron las voces de todas las rectorías del país a reclamar su parte llegando finalmente el anuncio de Pettovello de la “promesa” de 270% a cada universidad.
Tal como expresó La Naranja en cada sindicato donde participa, la defensa del salario y de las condiciones de trabajo y estudio tiene que quedar en manos de trabajadores y estudiantes. Ninguna confianza en los rectores, todos pertenecientes a los distintos bloques políticos que, más o menos, negocian con el gobierno y acuerdan en sus reformas laboral y previsional. Así fue tomado por muchos sindicatos como es el caso de AGD-UBA.
Cómo seguirla
Más allá de los deseos de quienes conducen las universidades nacionales, nada está garantizado.
La Comisión de Educación de Diputados, que viene discutiendo hace más de un mes acerca de la emergencia presupuestaria en universidades, acaba de ser emplazada, junto a la de presupuesto, para que saquen un dictamen sobre el presupuesto de las universidades nacionales este jueves 23. El resultado puede perjudicar la llegada de las partidas presupuestarias prometidas por Pettovello para funcionamiento. Allí estaremos todos los gremios docentes y no docentes en la calle manifestando en el día del paro nacional.
Mientras, el salario básico de la docencia universitaria es de $248.000. Un valor que resultó alarmante hasta para funcionarios de este gobierno.
Por eso hay un solo camino: la profundización de nuestra lucha, con paros progresivos hasta arrancar el aumento que necesitamos para poder sostener nuestra actividad y que no haya más renuncias docentes, para que todos los que trabajamos tengamos un salario acorde al costo de vida. Llevemos este debate a cada asamblea de universidad, para que ya se vote que si no hay aumento salarial el próximo cuatrimestre no se inicia. Huelga general educativa. Sin salarios no hay docentes y sin docentes no hay universidad.