Contra los planes del FMI, el gobierno y los rectores

En la segunda quincena de febrero tiene que reunirse la comisión de revisión del acuerdo paritario. Desde marzo de 2022 a marzo de 2023, el gobierno y las burocracias sindicales (Conadu, Fedun, Ctera, Uda, Fagdut) firmaron la peor paritaria de lxs trabajadorxs del Estado nacional, en contra de la mayoría de lxs docentes.

El “aumento” de 94% recién lo vamos a cobrar en abril con la última de catorce cuotas. ¿Le ganamos, entonces, a la inflación como rezan los firmantes seriales?

La “verdad de la milanesa” es más brutal y está menos inflada: nos robaron un mes de salario. Estos “incrementos” no fueron acumulativos. Las sucesivas cuotas se aplicaron sobre el salario de marzo de 2022. Cada mes fuimos perdiendo contra una inflación desbocada.

Por si esto fuera poco, somos el único sector de lxs trabajadorxs del Estado y del sector privado –incluso jubiladxs y desocupadxs– que no cobró algún bono de compensación. Lo recibieron nuestrxs compañerxs no docentes y eso lo decimos no para competir corporativamente sino para hacer evidente la grave discriminación que sufrimos.

Esta paritaria a la baja y esta negativa a otorgarnos un bono no son una novedad. La padecemos desde el gobierno de Macri, y también cuando el gobierno de Alberto Fernández violó la cláusula gatillo en marzo de 2020. Por eso, tenemos una pérdida salarial del 30% en relación con 2015. Según un reciente estudio, el conjunto de lxs trabajadorxs lleva perdido desde el mismo año un 23%.

Para las paritarias 2023, las direcciones sindicales –sean del PJ K y de todos los colores– ya pactaron con Massa un techo paritario del 60%. Massa, Larreta y todos los gobernadores imponen una nueva rebaja salarial que exige el FMI. La Agrupación Naranja llama a rechazar ese techo y las firmas de las burocracias sindicales, y a pelear por paritarias libres y con indexación automática.

Las políticas del FMI, implementadas por los gobiernos y aceptadas por las burocracias, nos llevaron a esta situación: somos trabajadorxs que cobramos salarios de pobreza, y cuando no, son devorados por el impuesto de ganancias.

El básico de nuestro cargo testigo es de $67.670; mientras la canasta de pobreza fue de $152.515 en diciembre. Pero la situación es aún más grave: en una punta de la precarización, tenemos a lxs adscriptxs, ad honorem y monotributistas, que no cobran salario o cuyo salario es menor al de convenio. Además, carecen de obra social, ART y de un régimen de licencias, entre otros derechos.

En la otra punta de la escala, sólo los titulares exclusivos, menos de un 10% de la planta docente, tienen un salario básico de $241.812 y apenas alcanzan a ser considerados de ‘clase media’. Con antigüedad y con el plus de título de posgrado, pueden escapar a la línea de pobreza, pero los alcanza el impuesto al trabajo (mal llamado “impuesto a las ganancias) que, como en el juego de la oca, los devuelve a la casilla de inicio.

Desde la entrega de la huelga general de 2018, con las movilizaciones más grandes de la historia universitaria, las burocracias sindicales no convocaron a un paro nacional y han sido los corresponsables de la destrucción de nuestro salario, del empeoramiento de las condiciones de trabajo y de la crisis de la universidad pública.

Tenemos que parar esto. Necesitamos que se convoquen asambleas en todos los colegios, facultades, talleres, laboratorios, para resolver un no inicio del ciclo lectivo 2023. Necesitamos, incluso, que allí donde el sindicato no convoque sean autoconvocadas por la docencia. Necesitamos que, en el mes de marzo, estemos todas y todos mostrando que con nuestra movilización y el paro prologando es posible quebrar las firmas de acuerdos salariales que se hacen a nuestras espaldas y que las direcciones burocráticas se apuran en firmar, como hicieron los trabajadorxs de la salud de Neuquén, los del SUTNA y Residentes en CABA.

Compañeras y compañeros, la Agrupación Nacional Naranja se pone a disposición de organizar las asambleas y un congreso de todas las representaciones gremiales con mandato de asamblea de la docencia afiliada a una u otra federación o no afiliada, a las que les proponemos el siguiente pliego:

1) 30% de emergencia en una cuota;

2) ningún docente bajo la línea de pobreza;

3) básico para el cargo testigo igual a la canasta básica total: $170.000 para marzo de 2023;

4) bono compensatorio igual a un salario para cada docente según cargo y dedicación por la pérdida salarial 2022;

5) cláusula gatillo mensual ante el desborde inflacionario;

6) salario para lxs docentes ad honorem y adscriptxs;

7) pase a planta de todxs lxs contratadxs y monotributistas;

8) derogación del impuesto a las ganancias sobre los salarios (hasta que esto no suceda que las universidades se hagan cargo de financiarlo);

9) pago de la garantía salarial para los ayudantes de segunda;

10) actualización automática de las jubilaciones de acuerdo con los incrementos salariales de docentes pre y universitarios (82% móvil) e investigadorxs (85% móvil);

11) fondos especiales a las obras sociales a cargo del Estado y las universidades.