Sobre las recomendaciones educativas de la Unesco para América Latina
Por Amanda Martín
Mientras el mundo se derrumba, algunos técnicos bien financiados explicaron en un reciente informe de la Unesco el impacto que está generando la pandemia en la educación superior.
El primer efecto evidente que destaca el texto es que el financiamiento estatal a la educación sufrirá recortes importantes, y para el caso de la educación superior privada prevé cierres definitivos de varias instituciones.
El segundo factor que señala es la enorme desigualdad que genera la falta de acceso a las nuevas tecnologías. La falta de computadoras, internet y capacitación es una barrera objetiva que dejará a miles en el camino.
Calcula que la suspensión de clases “afecta aproximadamente a unos 23,4 millones de estudiantes de educación superior y a 1,4 millones de docentes en América Latina y el Caribe”, es decir el “98% de la población de estudiantes y profesores de educación superior de la región”. Sin embargo, advierte que las respuestas fueron muy dispares, dejando explicita las presiones de los gobiernos y empresas.
Deudas estudiantiles
Esta situación está golpeando especialmente a la gran parte de los estudiantes que deben pagar aranceles por sus estudios de grado, y afecta también a aquellos que se trasladan de ciudad para cursar sus estudios, y deben seguir afrontando los costos del alojamiento y servicios aunque no estén cursando.
Argentina, donde como producto de luchas históricas se han resistido los aranceles, es una excepción. Incluso en este cuadro de crisis sanitaria, la respuesta de las universidades no fue la reducción de las cuotas sino el otorgamiento de créditos, mientras presionan a los gobiernos para que se levanten las cuarentenas, a riesgo incluso de la salud de los estudiantes. No les importa la continuidad pedagógica, sino los negocios en base a convenios con empresas y cursos de posgrado, que sí son arancelados en nuestro país.
En Inglaterra, donde la matrícula promedio es de 9.250 libras al año (11.500 dólares), los estudiantes han peticionado recientemente al gobierno una rebaja del arancel y que se suspendan los exámenes eliminatorios dada la situación no presencial. La petición deriva del hecho de que muchos estudiantes cuentan con préstamos que tienen que seguir pagando en medio de la crisis.
Ilustrando los límites del proceso de sustitución de clases presenciales por una modalidad virtual, el informe revela que apenas el 45% de los hogares cuenta con conexión a internet.
La salida que proponen estos técnicos es que los docentes graben videos para ser reproducidos en los celulares. Esto, luego de marcar cuánto importa la experiencia presencial en el proceso educativo, en especial para aquellos de sectores más empobrecidos.
La docencia
Otro tanto reseña respecto al impacto en la tarea docente, partiendo de la falta de formación y de recursos, así como de las dificultades para adaptar las cátedras de carácter teórico-práctico, entre otros problemas. Es para resaltar que el informe reconozca que en Argentina y Brasil la transición forzosa a la virtualidad se ve obstaculizada por las posiciones ganadas por los sindicatos, que se oponen a ello por la baja calidad educativa y la amenaza sobre las condiciones de trabajo.
Esto no hay que adjudicarlo en absoluto a la dirección de Ctera, que se ha borrado en medio de la crisis (en su página oficial el último comunicado publicado data del 18/3 ¡antes que inicie la cuarentena obligatoria!). Son las organizaciones sindicales independientes y combativas que organizan la lucha en la UBA y en otras universidades las que denuncian los problemas, las presiones, la flexibilización laboral y trazan una defensa incluso de los derechos estudiantiles –cuando se los quiere someter a calificaciones virtuales desde la educación primaria y media, dejando probablemente a varios en el camino.
¿Quién defiende a la educación?
Las propuestas elementales de los técnicos no pasan de una improvisación, más teniendo como telón de fondo la contracción del producto bruto regional, la caída de las exportaciones y de los precios de las materias primas que produce la región, además de la fuga de capitales y el agravamiento de la crisis financiera global.
Tal como vemos en nuestro país, se recurre al cuadernillo impreso, a los programas de televisión y radio, a los teléfonos celulares, para sostener una educación como un mero proceso de trasmisión, donde se tiende a remplazar la interacción y la crítica por cuestionarios de profesores hacia estudiantes.
El texto de la Unesco también rescata esta adaptación de la docencia al trabajo remoto como una “prueba”, como una experiencia para aplicar en el futuro próximo. Se pregunta cuánto dinero se puede ahorrar con un solo docente para cientos de estudiantes en aulas virtuales, en remplazo de los salarios que deben pagarse a varios trabajadores por dar clases presenciales. Este modelo sirve a su vez para flexibilizar las condiciones laborales y regimentar a la docencia, bloquear la interacción en el aula, el debate colectivo y la libre organización de los trabajadores y estudiantes que nos posibilita la actividad en escuelas y universidades.
En definitiva, la Unesco condensa las reflexiones de los que siguen hundiendo a la educación en la barbarie capitalista, contra los miles de estudiantes y docentes que aún en las peores condiciones defendemos la educación, como una tarea más de la lucha de los trabajadores por una transformación revolucionaria de la sociedad.
1 COVID-19 y educación superior: De los efectos inmediatos al día después. 6 de abril de 2020 Análisis de impactos, respuestas políticas y recomendaciones. Unesco