Conicet: triunfo de una lucha y golpe al ajuste
Por Ileana Celotto
La gran lucha desatada por el despido de 489 jóvenes investigadores terminó con la reincorporación de 508 postulantes recomendados a organismos nacionales de Ciencia y Técnica, universidades nacionales, Conicet y empresas públicas o con participación estatal para desarrollar tareas de investigación y desarrollo con la remuneración equivalente a la correspondiente a la categoría de investigador a la que estaban recomendados y con condiciones laborales similares a la carrera de investigador. Además, y según el acta firmada por el conjunto de las organizaciones sindicales y políticas que participaron de las negociaciones, se prorrogan todas las becas Conicet que vencían hasta el 31 de diciembre de 2017. Quedó también conformada una comisión de seguimiento de los puntos pactados integrados por los firmantes y con la incorporación de representantes del interior del país de los Centros Científicos Tecnológicos del Conicet. En resumen, todos los puntos planteados en la contrapropuesta, elaborada por la comisión de afectados y votada por la asamblea en la toma de los trabajadores del Ministerio de Ciencia y Técnica, fueron aceptados por el gobierno. Así, con un método de lucha, un programa y la solidaridad inmensa que despertó este conflicto en el conjunto de la población se logró asestarle un golpe al mismo gobierno que ya lleva miles de despidos de estatales y arrancarle la reubicación de todos los compañeros que estaban en la calle.
Una lucha histórica
Desde hace diez años, Jóvenes Científicos Precarizados (JCP) viene dando batalla fundamentalmente contra la precarización laboral que vienen sufriendo. Su lema “investigar es trabajar” justamente responde a terminar con la falta total de derechos que vienen padeciendo hace años y que además facilita, de la misma manera que sucede con los estatales y como ocurrió ahora, que puedan ser dejados fuera del sistema. También JCP estuvo a la cabeza de las denuncias todos estos años de los negociados con capitales privados y de los recortes presupuestarios que ahogan la producción científica abriendo las puertas al capital privado.
Sin embargo nunca habían llegado a medidas como éstas; ocupación, piquetes y movilizaciones. Por eso para el movimiento de becarios e investigadores organizado en JCP se trató de una movida histórica en cuanto a la masividad y fortaleza que lograron durante la toma y que los deja en las mejores condiciones para enfrentar los embates del gobierno contra la ciencia y la tecnología y sus trabajadores. Lo que comenzó con una toma del Conicet por un par de horas la semana anterior, se transformó en una ocupación permanente y masiva de cinco días del MinCyT. Se logró, por un lado, dar vuelta posiciones contrarias, divisionistas y dubitativas de otras organizaciones sindicales y políticas del sector -Conadu, Autoconvocados, Becarios Empoderados que se opusieron a movilizarse al Directorio del Conicet y luego a tomar el Ministerio, no apareciendo hasta el tercer día de ocupación; por otra parte, motorizar un movimiento, con disparidades, entre becarios y científicos del interior. Nunca JCP había tenido este nivel de apoyo, en parte por las dificultades propias del ámbito, pero fundamentalmente por diferencias políticas, al punto que su reclamo de terminar con la precarización laboral, llevada adelante por el ministro kirchnerista Lino Barañao, no contó ni antes ni ahora con el apoyo de las organizaciones K de científicos.
El desarrollo en el interior o Unitarios y Federales
La toma de la sede de un ministerio nacional por los compañeros de JCP tuvo un impacto nacional. La propagación del movimiento estuvo determinada por los distintos ritmos de desarrollo, pero por sobre todas las cosas por una cuestión política central. Mientras en Buenos Aires el peso del activismo de JCP fue determinante, en varios puntos del interior el mayor peso del kirchnerismo actuó como un freno al movimiento.
A diferencia de Buenos Aires, las tomas en el interior no comenzaron el mismo lunes ni fueron permanentes. Por ejemplo, en Rosario y Córdoba, las acciones comenzaron con acciones aisladas a principios de semana y no acordaron la ocupación permanente sino sólo algunas horas; Mendoza y San Luis se sumaron hacia el final de la semana. JCP, organización de gran reconocimiento y convocatoria en Buenos Aires y La Plata, no cuenta aún con desarrollo en otros lugares del país y las direcciones de esos movimientos, en su mayor parte K, tampoco adoptaron desde un primer momento, el programa y el método de JCP. Incluso, en varias ciudades, esos sectores votaron en contra de las tomas. Se suma a esto que las organizaciones de autoconvocados K, que sí existen en muchos de esos lugares se encuentran distanciadas de su par de capital por disputas internas.
Los que ahora plantean divergencias en términos de “unitarios y federales” y buscan convertir esta batalla ganada al macrismo en una “traición” esconden que la estrategia del Conicet y la política en ciencia muestran una línea de continuidad y profundización bajo el nuevo gobierno. Desde Barañao hasta el propio directorio se mantienen más allá del cambio de presidente, implementando una política que perpetúa el sometimiento a los requerimientos del capital y la precarización laboral de los investigadores.
La defensa del Conicet debe formar parte de la defensa de una producción científica y tecnológica que termine con la subordinación a los dictados y necesidades de las corporaciones capitalistas. Debe estar basada en un presupuesto que atienda a las necesidades de todo el sistema, que termine con las empresas privadas o mixtas y la mercantilización del sistema científico. Que ponga fin a la inestabilidad, polivalencia y precariedad de sus trabajadores, y a la privatización y tercerización de servicios. Esta ha sido la política K que ahora profundiza Macri con un presupuesto 2017 de ajuste y con el intento de despido de 500 compañeros, frenado por la lucha.
Por un plan de acción nacional
Este movimiento comenzó contra los despidos. Pero ha dejado planteada la necesidad de seguir peleando por el conjunto de derechos de los trabajadores del sector como en defensa de un presupuesto que permita el funcionamiento de todo el sistema. En la asamblea de Buenos Aires se resolvió coordinar para el mes de febrero una gran marcha nacional junto al sector universitario como comienzo de un plan de lucha. Otro objetivo que ha quedado planteado es lograr la coordinación de todo el país y el crecimiento de JCP en el interior. El retroceso en los despidos que tuvo que dar el gobierno nos deja en la mejor posición para las batallas que vienen.