Docentes Universitarios: Patria Grande con la burocracia y contra la izquierda
Por Cristian Henkel
El reciente lanzamiento de la “Corriente 12 de Mayo” de docentes e investigadores universitarios impulsada por Patria Grande (PG) no tiene antecedentes en cuanto a la falta de principios. Aunque sea habitual que, ante un viraje político, determinadas corrientes cambien (oculten) su nombre para disimular (encubrir) su pasado, la agrupación de docentes de PG supera, por el grado de estafa, todos los antecedentes, ya que pretenden apropiarse de un hito de una lucha que no sólo no impulsaron sino que, a su modo, sabotearon.
A lo largo de los 22 días de huelga de la Conadu Histórica, Patria Grande se esforzó por realizar actividades con las federaciones burocráticas que daban la espalda al paro y que se oponían a la profundización del conflicto. A pesar de ser parte de la directiva de la AGD, no dudaron en realizar actividades con la burocracia de Feduba, el gremio de las gestiones Carta Abierta en la UBA.
En la reunión convocada en el mes de abril por Conadu Histórica para proponer la marcha a Plaza de Mayo, donde participaron distintos representantes de federaciones y corrientes estudiantiles nacionales, La Mella (PG) intentó insistentemente a través de su copresidente de la Fuba que la marcha fuese en.... ¡junio!, posición que perdió por su carácter liquidador de la impresionante lucha. Una vez convocada para el 12 de Mayo se empeñó especialmente en tratar de evitar que la Fuba se pronunciara por marchar a Plaza de Mayo, llegando a vetar que salga un afiche firmado como Fuba y AGD con tal orientación.
Todo esto en consonancia con la Conadu burocrática (y en contra de la Conadu Histórica), que quería limitar la denuncia al Ministerio de Educación.
El boicot a las actividades de la AGD y la Conadu Histórica no es un mero acto faccional, sino toda una orientación política, que tiene por eje la unidad con las direcciones kirchneristas y las gestiones autodenominadas progresistas, para quienes la “unidad” nunca tuvo por objetivo profundizar la lucha, sino atar a los luchadores a un sector de los responsables de la crisis educativa.
Para PG, que llamó a votar en más de una ocasión por Filmus, Tomada y por Scioli (que llevaba a Barbieri como candidato a ministro de Educación), esto no es nuevo.
Por esta razón no hubo un solo comunicado de PG llamando a movilizarse el 12 a Plaza de Mayo, algo que no estaban dispuestas a hacer las burocracias docentes ni los funcionarios que se prendieron en la movida para solucionar sus propios problemas de gestión y no para cuestionar los negociados entre el Estado y las universidades.
Para que no quedaran dudas de su orientación, PG desertó de cualquier continuidad en la lucha ausentándose de la nueva marcha a Plaza de Mayo impulsada por la AGD, Adunlu, Fuba y Coordinadora de Estudiantes de Base secundarios el 15 junio.
No sorprende, entonces, el esfuerzo que hace PG por equiparar el mérito de las federaciones nacionales en el triunfo de la huelga docente. Para hacerlo ocultan que fue la Conadu Histórica la que paró 22 días (no 5 ó 6, aisladamente, como hicieron las demás, que ni siquiera pararon junto a ATE contra los despidos).
Y que fue la Conadu Histórica la que organizó miles de clases públicas y cortes, sesionó en acampes frente al ministerio y el Congreso, llenó la Plaza de Mayo, y sometió a consulta cada una de las propuestas en asambleas en todo el país.
Sibilinamente, luego de exaltar la unidad “sin matices” contra el “neoconservadurismo”, PG revela el verdadero objetivo de su novata corriente nacional de docentes al señalar que el saldo de la unidad es “la recuperación de las herramientas de organización y de lucha que como pueblo hemos sabido construir a lo largo de nuestra historia”.
¿De manos de quién hay que recuperar dichas herramientas? El punto no es menor si tenemos en cuenta que el balance de PG omite señalar un elemento fundamental: la gran organizadora del plan de lucha fue la Conadu Histórica, conducida por la izquierda.
En este punto, PG sí mantiene una coherencia histórica: su delimitación a rajatabla de la izquierda, política que desarrolló en todo el país. Así armaron acuerdos con distintas gestiones de la UBA para intentar desplazar a la conducción combativa de la AGD. Así fue en Rosario donde militaron a la par de la dirección de la Conadu-Yasky para que la Coad se mantuviera en la federación controlada por la burocracia K y no diera "un salto al vacío" (sic) y se sumase a la Conadu Histórica.
Este posicionamiento no es menor siendo el sindicato con más afiliados de la Conadu-Yasky. Lo mismo fue en La Matanza, la tierra del eterno rector Martínez (menemista, duhaldista, kirchnerista y hoy macrista) donde crearon un "sindicato" (Sidunlam) al calor de las camarillas profesorales K ligadas al Ministerio de Salud y a la Municipalidad de Morón (Sabbatella).
Allí no defendieron la aplicación del CCT, no organizaron la lucha en defensa del ingreso irrestricto que Martinez impugnó en la Justicia, ni mucho menos llamaron a la huelga durante el plan de lucha. Se limitaron a maniobrar en defensa del plan de estudios de Medicina (aprobado por la Coneau, siguiendo el modelo de la Organización Mundial de la Salud).
Tal es así que no impulsaron ninguna medida de acción frente a los despidos efectivizados en la carrera, privilegiando así sus vínculos con las camarillas kirchnerista.
A pesar de los esfuerzos que haga, el 12 de mayo no puede ser apropiado por PG porque le pertenece a los docentes que tomaron en sus manos un plan de lucha nacional de la Conadu Histórica y se lo impusieron a las direcciones burocráticas de las otras federaciones nacionales.