En la Dirección de Asistencia Social y Médica Integral (obra social del personal de la UNLu) los/as docentes rechazamos masivamente el proyecto de reforma estatutaria impulsado por la gestión  universitaria. Sobre un total de más de mil docentes afiliados, sólo unos cincuenta se acreditaron en la asamblea convocada en el día de ayer (miércoles 12 de junio). Ello frenó la iniciativa de la gestión universitaria, ya que impidió alcanzar el quórum necesario para que la asamblea sesione en pos de reformar el estatuto. El propósito central de la reforma era desregularizar la obra social separándola de la estructura de la UNLu para transformarla, en el mediano plazo, en una prestadora de salud semi-privada abierta a los designios del mercado y despojada de cualquier principio de solidaridad entre sus afiliados.

Este rechazo fue, sin dudas, un gran triunfo de la organización y de la movilización de las/os docentes de la UNLu. Ayer más 150 trabajadores de la UNLu, la mayoría docentes agremiados en ADUNLu, nos movilizamos al lugar de la asamblea para expresar pacíficamente nuestro descontento y repudio a la reforma privatista y mercantilista.

Esta organización desde abajo fue la clave para impedir cualquier aventura desregulatoria tendiente a favorecer los intereses del “mercado de la salud”.

Entonces la expresión de los docentes fue clara: “DASMI es de la UNLu y de sus trabajadores, no se vende, se defiende”.

Sigamos organizados y trabajando en unidad de acción para exigir: que las autoridades universitarias convoquen urgentemente a elecciones libres y democráticas; la apertura de todos los libros contables de la DASMI; que el Estado Nacional y el CIN destinen una partida especial para evitar la quiebra de las obras sociales universitarias producto del sistemático desfinanciamiento y de paritarias salariales por debajo de la inflación.

Por la defensa de DASMI. Por nuestra salud.