Luego de las primeras 48 hs. de paro nacional, el 26 y 27, los docentes universitarios realizamos un nuevo parazo en todas las universidades del país, con un acatamiento entre el 70 y 90% dependiendo de las distintas regiones. En la UBA se expresó en las sedes prácticamente vacías del CBC y en una altísima adhesión en Filo, en el parate de los colegios preuniversitarios, en el casi centenar de clases públicas con corte de calle en Sociales, en la adhesión sin concurrencia y con clases públicas en Medicina, que se coronaron con el enorme guardapolvazo de los ad honorem, y en Exactas, que coparon también el Aeroparque, en las clases públicas de Psicología, Ingeniería, FADU, Económicas. Párrafo aparte, las clases públicas que, por primera vez en décadas, se llevaron a cabo en el hall y las escalinatas de la Facultad de Derecho.

El parazo es la expresión del rechazo a la mísera oferta salarial del 15% (en cuatro cuotas, no acumulativas, sin cláusula gatillo) y contra el recorte de 3.000 millones de pesos al presupuesto universitario. Pero también al conjunto de la política de ofensiva del gobierno de Macri que se manifiesta en los tarifazos del transporte, en los servicios, en la brutal inflación que no para y que amenaza –tras la corrida al dólar de la semana pasada por parte de los grupos más concentrados del capital financiero- con una nueva devaluación del peso.

El parazo movilizó a todos los docentes y preparó el mejor terreno para profundizar el plan de acción que viene construyendo nuestra federación. Tenemos que avanzar en un paro de no menos de 72 hs. y lanzar la convocatoria a una gran movilización nacional docente y estudiantil a Plaza de Mayo, que pueda empalmar con otras luchas educativas en curso como la de los docentes de Neuquén o la cada vez más masiva protesta y movilización de los estudiantes y docentes terciarios en defensa de los 29 institutos de profesorado amenazados con el cierre.

Salvo en Rosario y Río Cuarto, y parcialmente en La Plata, este nivel de acatamiento y mayor disposición a la lucha que se ha demostrado en la mayoría de las universidades donde interviene la Conadu Histórica, no se replicó en las asociaciones de la Conadu, que, en muchos casos, tal como pasó en la UBA, ponen freno a la evolución hacia la lucha de los docentes. De alguna manera fue anticipado por el diputado Pablo Carro, ex secretario general de ADIUNC – Córdoba, en la audiencia pública realizada entre diputados de diversos bloques el 11 de abril en el Congreso Nacional y en apoyo a la lucha de la docencia universitaria. Allí, luego de sostener que ni las luchas ni las acciones de los sindicatos combativos alcanzaban, llamó a centrarse en el 2019. En ese mismo sentido la propia formulación de “Jornada de protesta, con cortes, clases públicas y paro” que convocó, este 26 y 27, la Conadu amparó a las asociaciones que no desarrollaron ninguna acción para terminar cobijándose en una radio abierta en el Ministerio de Educación, donde los distintos oradores de esa federación también miraron el horizonte del 2019, como argumento para frenar la lucha de hoy por nuestro salario y el conjunto de las reivindicaciones.

Sumamos a esto, la advertencia a las y los docentes sobre el accionar de aquellas federaciones que pueden estar dispuestas a firmar –como lo han hecho sistemáticamente para desorganizar el movimiento docente– una paritaria a la baja con el falso argumento de que “las bases no dan”. Con cuatro jornadas de paro, por el contrario, lo que se advierte es que la desesperación frente al embate inflacionario, de ajuste y despidos va dando paso en el conjunto de la docencia universitaria a una bronca y a una mayor disposición a enfrentar la ofensiva a nuestros salarios.

Para superar estos límites, desde la Agrupación Naranja entendemos como fundamental el debate y la deliberación colectiva de todos los docentes para decidir de conjunto, en base a los mandatos de las distintas asambleas de base, como continuamos con esta batalla por nuestro salario, por nuestro convenio colectivo de trabajo y por la defensa de la universidad pública.

De conjunto, resulta evidente la ausencia de las grandes centrales sindicales en este cuadro de crisis económica y empobrecimiento del pueblo y de los trabajadores. Entre el colaboracionismo de la CGT, el maniobrerismo de las burocracias sindicales que se proponen como opositoras y la disputa interna entre las distintas CTA, se produce una entrega “transversal” de las paritarias y avanzan los despidos en el movimiento obrero. Por eso, la Agrupación Naranja también se pronuncia por la necesidad de convocar a un Congreso de delegados con mandatos de asambleas para imponer un paro activo nacional y un plan de lucha del conjunto del movimiento obrero para quebrar el plan de guerra del gobierno nacional y los gobernadores.

AGRUPACIÓN NACIONAL NARANJA DE DOCENTES PRE Y UNIVERSITARIOS E INVESTIGADORES