El sábado 14 la Asamblea Universitaria, dominada por los representantes del claustro de profesores, que son minoría entre los “ciudadanos” de la Universidad pero mayoría en la Asamblea, va a consagrar a Tauber, el actual vicerrector, como nuevo rector.

Los rectores son una pieza clave en el ajuste que lleva adelante el gobierno. No se conoce una sola declaración pública de alguno de ellos rechazando el brutal recorte de 3000 millones de pesos que planteó el gobierno en la última reunión del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) a fines de marzo. Se recorta el presupuesto votado por el Congreso, ya insuficiente, en un contexto de tarifazos, carestía y devaluación que va a impactar muy fuerte en los recursos de funcionamiento de las UUNN.

El recorte agravará la falta de becas y apoyo económico para los estudiantes, muchos de los cuales se verán obligados a abandonar sus carreras. Los rectores no defienden la razón de ser de las UUNN: sus estudiantes.

La omisión de esta denuncia no tiene justificación posible. Es un acto de complicidad con el ajuste, el cual debe ser enfrentado de plano.

El rectorado, y las autoridades en general, no se han pronunciado tampoco sobre el reclamo docente. El silencio no es salud, es nuevamente una omisión que confluye con la política de retrasar los salarios y golpear al plantel docente. Los rectores, y Tauber, no defienden a los trabajadores de la Universidad; no defienden a los que hacen posible el funcionamiento de la Universidad, y hacen la vista gorda frente a una política –el recorte salarial- que atenta claramente contra el nivel académico.

Nada de esto es novedoso. La “resistencia” de los rectores al nuevo gobierno duró exactamente cinco meses. Se terminó luego de la masiva marcha del 12 de mayo de 2016, que usaron para posicionarse en la negociación con el gobierno en función de sus propios intereses. Desde ese día metieron violín en bolsa y firmaron –por ejemplo- el acuerdo para impulsar el “Sistema de Reconocimiento de Trayectorias Académicas”, un mecanismo para fomentar las Instituciones privadas en detrimento de las públicas.

Los rectores son al ajuste en la Universidad lo que los gobernadores al ajuste nacional. No es poco decir cuando el propio gobierno reconoce que sin esa colaboración no podría haber avanzado en las medidas de “reforma estructural”, entre las que se cuentan el acuerdo con los fondos buitre y el robo a los jubilados.

Sobran las razones para que ADULP, en defensa del salario y el presupuesto, se pronuncie contra la candidatura de Tauber, ya que ésta expresa la continuidad de una política privatista, y una creciente confluencia del gobierno universitario con la política de ajuste de Cambiemos. El derecho a hablar en la Asamblea Universitaria, que el gremio va a ejercer en nombre de todos sus afiliados, debería ser utilizado en esta dirección.

AGRUPACIÓN NARANJA

Docentes e Investigadores – UNLP

En el FRENTE de LUCHA DOCENTE (MAGENTA)