A propósito de “Once tesis sobre Ciencia y Universidad”, de Científicos y Universitarios Autoconvocados. ¿Once tesis o Tesis XI?

A propósito de “Once tesis sobre Ciencia y Universidad”, de Científicos y Universitarios Autoconvocados. ¿Once tesis o Tesis XI?

Julio 30, 2016 - 16:34

Por Santiago Gándara y Lucía Maffey

« Los filósofos no han hecho más que interpretar

de diversos modos el mundo,

pero de lo que se trata es de transformarlo.

Karl Marx, Tesis sobre Feuerbach (1845)

 

La Agrupación Científicos y Universitarios Autoconvocados acaba de lanzar una declaración bajo el sugestivo título de “Once tesis sobre ciencia y universidad”. CyUA nació en el ballotage cuando la opción electoral entre Scioli (FPV) y Macri (Cambiemos) se les revelaba como dilema que se leía como una elección entre la defensa de lo conquistado en la universidad y el sistema científico durante la “década ganada”, de un lado, y la condena a “volver a lavar los platos” por parte del macrismo, del otro. El dilema lo resolvió no tanto el resultado electoral como la ratificación y continuidad en sus cargos de Lino Barañao como Ministro de CyT –a “pedido de la ex presidenta”- y de Ceccato, ex Sec. de Articulación Científica, hoy Presidente del Conicet-. Es decir, ante la alarma de un “cambiemos”, les apareció un “seguimos”, ya que las primeras y posteriores manifestaciones de ambos funcionarios ratificaron la política que, en el ámbito científico y tecnológico, se llevaron adelante con el silencio abrumador de quienes hoy mayoritariamente integran CyUA.

Las denominadas once tesis fueron el resultado de un encuentro de Ciencia y Universidad en la Universidad de Avellaneda, donde abrevaron funcionarios presentes y pasados: Salvarezza (ex presidente del CONICET), Reboreda (actual decano de Exactas UBA), Kicillof (ex ministro de economía), entre otros. Y si bien desde luego se habrán acercado a Avellaneda muchísimos compañeros/as de a pie, el lugar y la importancia de cada uno en los debates quedaron claros en la boca de uno de los principales organizadores en una nota posterior: “Tuvimos a un (Roberto) Salvarezza (ex presidente del CONICET) o a un Jorge Aliaga (ex decano Exactas) debatiendo en comisiones con un investigador asistente o un simple becario, en situación de horizontalidad absoluta." Los simples becarios fueron entonces una inclusión obligada para legitimar los postulados de quienes han dirigido, y siguen dirigiendo, el sistema científico y las universidades públicas.

El análisis de la concurrencia no es caprichoso sino que esconde el nudo de la cuestión. Quienes enuncian las 11 tesis se anoticiaron de las crisis de la universidad y del sistema científico recién a partir del 10 de diciembre pasado. La crisis, para ellos, no es continuidad de las políticas educativas y científicas del Banco Mundial ya no digamos de los últimos doce años sino desde los noventa para acá, sino la ruptura del macrismo frente a los logros de la década ganada. En tal sentido, se exige la “derogación de la Ley de Educación Superior” que el gobierno kirchnerista mantuvo en sus 12 años, se anuncia que “Nos oponemos a cualquier intento de privatización o mercantilización” como si tales intentos fuesen una amenaza a venir, y no parte de la historia reciente: la LES pero también la CONEAU, los recursos propios como paliativo a la falta de inversión pública, la explosión como hongos de carreras de posgrados todas aranceladas, la injerencia creciente de las corporaciones (Monsanto, para ilustrar con la más emblemática y elogiada por Barañao, pero también La Alumbrera, Grobocopatel, Bayer), y un largo etcétera. Todos estos elementos revelan sobradamente que la “privatización o mercantilización” forman parte de un paisaje universitario y científico colonizado por el capital financiero hace rato. El macrismo y Cambiemos, en todo caso, vienen a profundizar tales tendencias.

CyUA parece haber descubierto en estos meses que la universidad no tiene un “horizonte de un proyecto emancipador” (en cualquiera de los sentidos en que pueda interpretarse tal fórmula), que carece de presupuesto, que los becarios de investigación carecen de derechos, que los docentes sufren cada vez más la precarización de las condiciones de trabajo. Pero no es sólo el descubrimiento tardío lo que deberíamos recusar, sino más bien el hecho incontrastable de que muchos de quienes integran este agrupamiento o estuvieron presentes en Avellaneda, no sólo no fueron ajenos a este proceso de privatización y precarización de la universidad y la ciencia sino que fueron ejecutores en lugares clave de gestión, defensores y propagandistas de las bondades del modelo de la “década ganada”, son los compañeros de ruta de Lino Barañao. El pasado/presente ministro que estigmatizó y persiguió a Andrés Carrasco a raíz de las denuncias sobre los efectos del glifosato o a cualquiera que se atreviera a denunciar las consecuencias perversas de este modelo.

En este sentido, los reclamos por la derogación de la Ley de Educación Superior, la aplicación del CCT en las Universidades o los derechos laborales de los becarios/as ilustran de forma sustantiva estas contradicciones. Lo destacamos porque gran parte de los integrantes de CyUA, sus sindicatos y agrupamientos político universitarios afines fueron quienes se negaron sistemáticamente desde 1995 hasta hoy a colocar la derogación de la LES entre las principales demandas de los trabajadores docentes. Fueron los Aliaga, los Reboreda, los Barbieri (frustrado ministro del frustrado gobierno de Scioli) quienes siguen oponiéndose hoy a la aplicación del CCT en la UBA. Fue Salvarezza y los demás funcionarios de CONICET los que durante años le negaron sus derechos laborales a los becarios, sosteniendo que las becas eran un privilegio académico y no un trabajo.

“No cambiaron, volvieron” dicen en su tesis n°11, y su denuncia les muerde la cola a ellos mismos. Porque tras la cantinela de las once tesis vuelven –otros tantos continúan- aquellos que atacaron y ningunearon todas las luchas docentes, estudiantiles y de becarios que se llevaron adelante de 2005 –para no hacerlo más extenso- hasta la fecha. Nos hacen creer que vuelven a las calles, luego de 12 años de obsecuencia al poder de turno. Y sin embargo, ni con el gobierno de Macri en el poder son capaces (¿No pueden? ¿No quieren?) de llevar la lucha hasta el final. Porque fueron estos mismos sectores los que en la mayor lucha docente de los últimos años, se negaron a marchar a Plaza de Mayo y se quedaron a corear que van a volver en los alrededores del Ministerio de Educación. Vuelven, sí, pero para atacar sistemáticamente a las organizaciones independientes del Estado –antes y ahora- como Jóvenes Científicos Precarizados que acaba de conquistar la efectivización de los ingresos a CONICET frenados por el gobierno de Macri.

Mientras tanto, acá estamos los que no volvemos porque nunca nos fuimos de las calles. Los que no descubrimos ahora la precarización laboral y la mercantilización del conocimiento, sino que los combatimos desde hace años. Los que no fabricamos once tesis para sostener lo que supuestamente se ganó antes del 10 de diciembre –en el revés de los once puntos, dicho sea de paso, se lee la crisis que heredamos- sino que apostamos a ser una alternativa política, científica y académica real al macrismo y a todas las variantes que gobernaron o cogobernaron o gestionaron o cogestionaron el sistema universitario y científico técnico.
A las once tesis oponemos sólo una, la tesis XI enunciada por Marx hace casi dos siglos y enarbolada por los trabajadores antes y después. Porque no se trata de sostener el estado de emergencia y crisis en la que está hundido la universidad y el sistema científico. Se trata de transformarlo. Ese es el camino que transitamos.