A partir de la suspensión de las clases presenciales en todas las universidades y colegios preuniversitarios, se ha extendido ya no un debate, sino un rechazo muy masivo de la docencia ante las presiones de autoridades de universidades, facultades, colegios, carreras o departamentos e incluso titulares por la virtualización forzosa e improvisada de programas y contenidos.

Está claro para todxs que después del 12 de abril no se van a iniciar las clases presenciales. ¿Van a seguir presionando para garantizar lo que es imposible de garantizar?

Denunciamos oportunamente este “como si” que pretenden imponer: como si enseñáramos, como si aprendieran y como si gestionaran una universidad normalizada. La pandemia y la cuarentena han agravado todos los indicativos sociales y económicos. Y la crisis sigue su curso. Está expuesta dramáticamente la precariedad de los sistemas sanitarios y de las condiciones de trabajo. Se hacen visibles las condiciones de vida familiares y la desigualdad en el acceso a los medios digitales tanto de docentes como de estudiantes. En otras palabras, no puede haber normalidad académica cuando padecemos una anomalía a escala global.

¿Hace falta que recordemos que es imposible convertir del diseño de un programa presencial en uno virtual, y ni hablar de la imposibilidad de transponer los talleres, los laboratorios, las prácticas y los trabajos de campo? ¿Necesitamos subrayar que las y los docentes no pueden convertir su casa en un home school hasta por el hecho elemental de que atienden a sus hijxs, familiares a cargo o, sencillamente, no tienen el equipamiento necesario? ¿Y lxs estudiantes? ¿No es evidente que una virtualización forzada e improvisada solo agravará la desigualdad educativa y aumentará el fracaso académico o la deserción (si es que todxs pudieran conectarse)?

Desde esta comprensión del problema, la Agrupación Nacional Naranja de Docentes Universitarixs, Investigadorxs y Becarixs llevará el planteo, en todos los sindicatos y ámbitos donde participa, de que se reclame al CIN, a los consejos superiores y los consejos directivos, la necesidad de suspender todas los apremios a docentes para continuar con una farsa de virtualización y de declarar la reprogramación del año académico, con la intervención de los gremios docentes, estudiantiles y no docentes en cada lugar de trabajo. Para garantizar la educación pública que defendemos y los derechos que conquistamos en el marco del Convenio Colectivo de Trabajo.

Llamamos a la docencia universitaria de todo el país a abrir el más amplio debate en torno a nuestras condiciones de trabajo, la de nuestros estudiantes y, sobre todo, la del sistema universitario agravadas por la pandemia. También convocamos al movimiento estudiantil a pronunciarse en el mismo sentido.

La salida a esta crisis no puede ser más precariedad educativa, laboral, de condiciones de vida de docentes y estudiantes, más deserción y fracaso educativo. En esta brutal crisis sanitaria producto de la pandemia, la salida pasa por disponer de todos los conocimientos y producción de las universidades al servicio de las necesidades de la población. La salida –ahora y después– es más educación y universidad públicas al servicio de lxs trabajadorxs y del pueblo.