El ciberpatrullaje de los exámenes

La alianza pro-virtualizadora da un paso más

El ciberpatrullaje de los exámenes

Junio 30, 2020 - 14:42

Por Antonio Rosselló y Santiago Gándara

La UNC está gobernada por una amplia alianza pro destrucción de la Universidad pública. La integran explícitamente funcionarios de todos los gobiernos y las patronales: Jury (ex ministro de De La Rúa), Tamarit (el anterior rector k), Carro (diputado de TODOS y ex secretario general de ADIUC, el sindicato docente), la UIA (de Fiat y la aceitera sojera de los Urquía, ex senador de Schiaretti) y la FUC franjista.

Esta alianza ya hizo punta en la creación e implementación del Sistema de Trayectorias Académicas: el proyecto más ambicioso de integración de las universidades privadas con las públicas y de desvalorización de la educación pública.

Estos destructores conscientes y sistemáticos desde hace dos décadas encuentran su mejor oportunidad, en medio de la pandemia y la virtualización forzosa, para dar un paso más. La contratación (pagada con fondos públicos) de la multinacional Respondus, con sede en Washington es el medio de este paso. La empresa ofrece software para supervisar la toma de exámenes en línea. Dos son los módulos más requeridos: por un lado, un navegador restringido (LockDown Browser) que solo habilita al estudiante a acceder y completar las consignas del examen, al tiempo que le impide abrir ventanas o pestañas, realizar capturas de pantalla o imprimir. Por el otro, un programa (Monitor Work) que, una vez instalado y activado en la computadora, enciende la webcam del estudiante y… graba todo lo que sucede. Según informa en su página corporativa: “Respondus ha mejorado su sistema de supervisión de exámenes en línea”, porque ahora “es capaz de analizar los vídeos grabados ´puntuando´ acciones sospechosas por parte de los alumnos/as.”

Además de Respondus, otras compañías disputan este mercado: ProctorU (Alabama) o Examity (Massachusetts), que ofrecen servicios que van desde la supervisión en vivo –con vigilantes que controlan a los estudiantes a través de Skype o cámaras web- hasta dispositivos de inteligencia artificial que registran “acciones sospechosas” (desviar la mirada constantemente, abrir un libro, llamar por celular) y alertan en la grabación para que luego el evaluador pondere la gravedad de la falta.

La resistencia a estas herramientas por parte de estudiantes y docentes creció a la par de su aplicación y los reclamos se extendieron desde las universidades estadounidenses hasta las de Australia, los Países Bajos y España. Una nota publicada en The New York Times, bajo el título de “¿Mantener las pruebas en línea honestas? ¿O una extralimitación orwelliana?” registra las protestas de estudiantes y de cuerpos de profesores: “Hay al menos una docena de peticiones de estudiantes en Change.org que piden que sus universidades dejen de usar los servicios de supervisión en línea. Los estudiantes también han expresado sus preocupaciones en artículos publicados por periódicos locales y del campus en todo el país”

Una pedagogía de la represión

Las facultades de Ciencias Exactas, Ciencias Económicas y de Lenguas de la UNC han adquirido Respondus. En la página institucional de Ciencias Económicas ya está subido un instructivo y tutoriales que detallan los procedimientos de instalación y los requisitos exigidos: cámara web, foto de Moodle actualizada, usuario con permisos de administrador en la PC, sistema operativo Windows, conexión a Internet.

Las primeras críticas se concentran en dos puntos. Por un lado, este sistema de vigilancia deja fuera de juego a la mitad del estudiantado que carece de equipamiento y conectividad. Ya desde la Agrupación Naranja denunciamos que las evaluaciones virtuales iban al fracaso y llevaban a la exclusión de al menos del 40% del estudiantado que, recordemos, en el mejor de los casos percibe becas de 2250 pesos mensuales

Por el otro, el control de la pc y hasta de los movimientos grabados del estudiante vulnera el derecho más elemental al resguardo de la intimidad que garantiza hasta la legislación vigente. Los datos más sensibles de la identidad, el reconocimiento facial y las filmaciones de los estudiantes en sus hogares son recopilados por estas corporaciones que aplican sus softwares de servicios de inteligencia en un centenar de universidades en todo el mundo.

Pero hay un tercer argumento que nos interesa subrayar: la concepción pedagógica represiva. La implementación de estos programas pretende tirar por la borda una sistemática reflexión pedagógica que concibe la evaluación como una instancia formativa y no como un patrullaje que merodea por la vida de nuestros estudiantes. Desconoce, incluso, la enorme diversidad de modalidades de evaluación (¡hasta los archiconocidos exámenes con libro abierto!). Pero, sobre todo, parte del principio del semblanteo policial que evalúa a los estudiantes como sospechosos, antes que la cámara diga lo contrario.

Digamos NO a una vergüenza más

Un siglo atrás, la revuelta de los estudiantes cordobeses sepultaba la recalcitrante universidad clerical, defenestraba a su rectorado y se colocaba a la vanguardia de un proceso que se extendería al Perú de José Carlos Mariátegui, que llegaría a la Cuba de Julio Antonio Mella y que incluso aparecería –según cuentan- en pancartas de los estudiantes parisinos, que rezaban: “Córdoba 1918”.

Cien años después, la Universidad de Córdoba se pone a la cabeza, pero de la reacción política y pedagógica.

Debemos repudiar y exigir que se saque a la policía también de los exámenes de nuestros estudiantes.

Para hacerlo son fundamentales las asambleas virtuales de estudiantes y docentes y sumarse el 3 de julio al apagón virtual contra la destrucción de la educación pública que votó la CONADU HISTORICA y tomarlo como inicio de un plan de lucha por las reivindicaciones de estudiantes, docentes y trabajadores universitarios, y fundamentalmente en defensa de la Universidad pública siguiendo las tradiciones de la Reforma y el Cordobazo.